viernes, 10 de septiembre de 2010

El cambio del pañal es un buen momento para jugar con el bebé

El cambio del pañal del bebé

El cambio del pañal al bebéEl cambio del pañal es un momento de contacto físico y visual con el bebé. La frecuencia con la que limpiamos su culito depende de varios factores, como la edad y el tipo de alimentación que le ofrecemos. Al principio, cuando el bebé es recién nacido, solemos cambiar el pañal antes o después de cada toma, entre 6 y 8 veces al día. Cuando es un poco mayor, los padres comprobamos la frecuencia de la mancha, y cambiamos su pañal cada vez que lo necesita.
El cambio del pañal además es una buena ocasión para dedicar a nuestro bebé unos minutos de juego. En este tiempo podemos aprovechar para acariciarlo, hablarle mirándolo a los ojos, enseñarle algunos objetos. Si el bebé es pequeño, y muy movido, podemos entretenerlo con algunos trucos como darle unos besos en la barriga, y quitarle la ropa lo más rápido posible. Si el niño es un poco mayor, podemos cantar juntos o, si estamos con alguien más, leerle un cuento mientras lo dejamos con el culito al aire libre, ya que le irá muy bien.
Los padres también podemos hacerle algún masaje o acariciándole sus piernas y piececillos rollizos. Este tipo de situaciones se convierten en una excelente terapia contra el estrés. Así, siempre que tengamos tiempo, podemos aprovechar estos momentos para hacer reír a carcajadas a nuestro hijo.
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Autora: M. Abalo

La amniocentesis: una decisión difícil en el embarazo

 La amniocentesis. Una decisión difícil en el embarazo
El vientre de una mujer embarazadaUno de los usos de la amniocentesis es intentar saber si el futuro bebé nacerá con alguna alteración cromosómica, principalmente: síndrome de Down, síndrome de Edwards y síndrome de Patau.
En principio no debe hacerse a todas las mujeres embarazadas , puesto que es una prueba que conlleva riesgos, tanto para el feto como para la madre, y sólo esta indicada en aquellas mujeres con algún factor de riesgo, por ejemplo, edad avanzada, alteración de pruebas anteriores (ecografía de primer trimestre, analítica, etc.).
Sin embargo, se está produciendo un aumento en el número de mujeres que piden hacerse la amniocentesis porque les da miedo tener un hijo con alguna deficiencia, aunque no tengan ningún factor de riesgo. Como he dicho antes, la amniocentesis es una prueba con riesgos, sobre todo de aborto (por romper la bolsa, infección del feto, etc.) y no puede hacerse a lo loco, sino en casos en los que merezca la pena asumir ese riesgo. Aproximadamente, 1 de cada 100/150 mujeres que se hacen la amniocentesis acaba perdiendo el bebé; una cifra demasiado alta como para tenerla muy en cuenta a la hora de tomar la decisión.
¿Justifica el miedo materno el asumir ese riesgo, si todas las pruebas que se ha hecho una mujer embarazada son normales?
No quiero pensar como se sentirá esa madre que pierde a su bebé por hacerse la amniocentesis por miedo y luego ese bebé estaba sano.
La ley de autonomía del paciente permite que éste tome sus decisiones tras ser debidamente informado por el médico, siempre y cuando esa decisión no sea contraria a la ética médica. En el caso de una madre que solicita hacerse una amniocentesis cuando el riesgo de abortar por la prueba es mayor que el riesgo de tener un hijo con alteraciones, ¿qué debe hacer el ginecólogo? ¿Debe hacérsela, a pesar de no estar indicada e ir en contra de la buena práctica médica? ¿Quién tiene razón, la madre o el ginecólogo? La madre es siempre la madre, pero el ginecólogo también debe velar por la seguridad del bebé.
Autor: Jesús de la Fuente Valero, ginecólogo.